Los avances tecnológicos no necesariamente amenazan el empleo, más bien desafían a la fuerza laboral a reinventarse. Sin duda alguna, las aplicaciones de la Inteligencia Artificial (IA) son infinitas y los gigantes de la industria apuestan por las tecnologías cognitivas y la incorporación cada vez más profunda de herramientas inteligentes. Y es que la IA es una de las tecnologías disruptivas que ha generado mayor impacto en nuestra era.
La IA no solo está transformando los modelos de negocios y los procesos operacionales, sino que también está cambiando el mundo de trabajo. Si las máquinas tienen la capacidad de mejorar su desempeño superando los niveles humanos, entonces es natural hacerse la siguiente pregunta ¿Pueden las máquinas inteligentes generar una ola masiva de desempleo?
Expertos internacionales se mantienen constantemente discutiendo sobre el tema. De acuerdo con un estudio realizado por McKinsey Global Institute, en 30 a 40 años más, la mitad de los trabajos efectuados por seres humanos serán ejecutados por máquinas. Sin embargo, el informe EPyCE señala que los efectos de la automatización en el empleo permitirán un aumento en la creación de nuevos puestos y se prevé que para el 2020 existirá la demanda de 2,1 millones puestos de trabajo, con perfiles que varían desde ingenieros de automatización hasta arquitectos de realidad aumentada.
En tal sentido, los avances tecnológicos no necesariamente amenazan el empleo, más bien desafían a la fuerza laboral a reinventarse y hacer uso de las capacidades digitales para ser más productivos. La IA está avanzando a pasos agigantados, por lo que requerirá implementar trabajos colaborativos, alianzas, normativas y reformas que apalanquen la creación de un nuevo orden social y comercial en beneficio de las personas, las compañías y las sociedades.
Se hace imprescindible educar a la sociedad en el dominio de habilidades que se adapten a las nuevas formas de trabajo, que impondrán empleos más flexibles y cambiantes. Los trabajadores, por tanto, deberán presentar un perfil más creativo y dinámico, y por supuesto, un amplio dominio de las nuevas tecnologías.